El Leganés celebra un gol

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LALIGA JORNADA 38 | LEGANÉS 3-2 BETIS

Un Leganés en inferioridad derrota al Betis y despide con victoria a Garitano

El Leganés ha derrotado al Betis por 3-2 en un partido en el que los pepineros no solo tuvieron que remontar el tanto inicial de Campbell sino que además lo hicieron con diez jugadores. Los béticos, inferiores a su rival.

Hay partidos cuya trascendencia va más allá del resultado y el que midió al Leganés y al Betis en Butarque para cerrar la temporada (3-2) será uno de ellos, al menos cuando en el futuro se repase la historia del conjunto local.

Porque en Butarque se vivió un choque liguero pero al mismo tiempo el reconocimiento a dos figuras, Asier Garitano y Martín Mantovani, sin las cuales no podría entenderse el 'milagro' que ha supuesto para el club madrileño escalar casi de forma continua de Segunda B a Primera. El técnico y el capitán, tan carismáticos como efectivos ambos en sus respectivas facetas, decían adiós a la que ha sido su casa durante las últimas cinco temporadas.

Enfrente un Betis donde también quería dejar su propio legado el delantero Rubén Castro, quien solo necesitaba un gol para igualar a Hipólito Rincón como el futbolista bético con más tantos en la máxima categoría del fútbol español. Por si no fuera suficiente también pedía su parte de protagonismo el portero blanquiazul Jon Ander Serantes al retornar a la portería después de un calvario de lesiones que le había tenido alejado de los terrenos de juego quinientos treinta y nueve días.

Era pues un duelo de nombres. Eso, sin embargo, no lo hizo menos competido. Entre otras cosas porque los visitantes querían seguir aspirando al quinto puesto y el anfitrión marcharse con buen sabor de boca.

Así hubo ritmo e intensidad desde el principio. Escaseaban pese a ello las ocasiones y en una de las primeras encontró premio el Betis a la contra cuando Rubén Castro envió un pase al hueco hacia Campbell. Arrancó este en campo propio anulando el fuera de juego y, tras plantarse ante Serantes, definió por bajo. Acertó el árbitro pero las dudas de afición y jugadores encresparon el ambiente.

En mitad de la zozobra, Diego Rico cometió una falta en el centro del campo por la que vio amarilla. Disconforme con la decisión protestó de manera airada, aplaudiendo con ironía. Ese gesto le valió acto seguida una segunda cartulina que le llevó a los vestuarios. Con uno menos, aumentó el enfado y comenzó a escucharse en la grada el cántico 'Qué fácil es pitar en Leganés'.

Todo se complicaba por momentos para los locales pero estos supieron sortear la adversidad y empatar la contienda. Lo hizo Siovas, al que solo le hizo falta sangre fría para batir al arquero al cazar un esférico dentro del área tras saque de esquina. El descanso permitió a ambos conjuntos reponer fuerzas y salir de nuevo al verde con las pilas cargadas.

Tanto que a los diez minutos de la reanudación pudieron adelantarse los madrileños con un gol bien anulado a Guerrero. Respondieron en la otra portería los verdiblancos por medio de un remate a bocajarro de Loren que sacó con maestría un jaleado Serantes.

Había ganas de más pero faltaba el acierto. Hasta que el Leganés volvió a encontrarse con él. Amat se durmió a la hora de despejar un pase en largo y Guerrero, muy listo, se anticipó para enfilar la meta. Pudo acabar el ataque él pero, al levantar la cabeza, prefirió asistir a Naranjo y que este finiquitara. No acusaron el revés los béticos, que siguieron intentándolo.

Un remate acrobático de Campbell sirvió de aviso y no mucho después Sanabria sacó beneficio de una segunda acción para poner la igualada de cabeza. Podía haberse conformado el Leganés con lo hecho hasta el momento pero qué mejor homenaje para Garitano y Mantovani que demostrar sus compañeros hasta el final el espíritu indomable que les ha acompañado durante los últimos años.

La casta y el arrojo reportó un nuevo motivo de alegría, el tercer tanto, cuando Rafa Navarro desvió un tiro de Amrabat. Había goles, había emoción e incluso más intentos del Betis. Solo faltaba la salida de Mantovani para ponerle el final feliz a la película. Y como no podía ser de otra forma, acabó pisando el césped entre la aclamación popular.

Cinco minutos imborrables que sirven como epílogo a una trayectoria ejemplar, el final de una era que será inolvidable.

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