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A LOS 76 AÑOS

Muere a los 76 años el dibujante Forges, víctima de un cáncer

El dibujante Antonio Fraguas de Pablo, conocido como Forges, ha fallecido esta madrugada en Madrid víctima de un cáncer, según fuentes familiares. El que ha sido uno de los mejores humoristas gráficos de este país, ha hecho gala de su humor inciso e inteligente a lo largo de toda su carrera, en la que ha recogido lo absurdo y contradictorio de la sociedad española.

El humorista gráfico, Antonio Fraguas de Pablo, conocido como Forges, ha fallecido a los 76 años, en la madrileña Fundación Jiménez Díaz , víctima de un cáncer, según han confirmado fuentes de su familia.

Antonio Fraguas De Pablo había nacido en Madrid, el 17 de enero de 1942, en una familia numerosa -era el segundo de 9 hermanos- de madre catalana y padre gallego, el también humorista y periodista, Antonio Fraguas Saavedra, a quién le planteó que quería ser "dibujante de chistes en serio".

Su padre, que no puso objeciones a su vocación, solo le pidió que fuera original. "Que se reconozca un dibujo tuyo a quince metros", le dijo. De ahí esos bocadillos de perfiles negros muy gruesos de sus viñetas, o sus 'forgendros', llenos de palabras imposibles e inventadas como 'gensanta', 'stupendo', 'esborcio', 'jobreído', o tontolcool.

Antonio Fraguas, uno de los mejores humoristas gráficos españoles, era conocido por 'FORGES', la traducción al catalán de su primer apellido.

Forges comenzó la carrera de Telecomunicaciones, estudios que dejó ya que trabajaba desde los 14 años en TVE, donde fue técnico, mezclador de imagen y coordinador, hasta que en 1973 pidió una excedencia para dedicarse de lleno al humor gráfico.

Tradujo su apellido al catalán, Forges, porque durante el franquismo, no se veía bien ser funcionario y humorista.

Su primera viñeta la publicó el diario Pueblo en mayo de 1964, pero no empezó a ser conocido hasta su llegada al diario Informaciones (1967-79).

Ha colaborado para las principales revistas de humor, desde Hermano Lobo, La Codorniz, o El jueves, y en diarios de información general como Pueblo, Informaciones, Diario 16, El Mundo o El País, con unas personales viñetas sobre la vida cotidiana, en clave de crítica social.

Estas le valieron galardones como el Premio Nacional de Periodismo Pedro Antonio de Alarcón (2013) o las Medallas de Oro al Mérito del Trabajo (2007) y al Mérito de las Bellas Artes (2011).

Su humor inciso e inteligente recoge lo absurdo y contradictorio en la sociedad española y sus originales personajes derrochan la misma humanidad y talento que su autor, comprometido en la defensa de la dignidad del ser humano.

Sus 'blasillos', 'marianos' y 'conchas', funcionarios profundos, beatas o náufragos perdidos son reconocidos por varias generaciones de lectores después de que haya publicado sus viñetas diarias, e ininterrumpidamente, durante 50 años.

En 1970 comenzó a colaborar en Diez Minutos y durante la Transición y en la democracia trabajó en las revistas de humor Hermano Lobo, Por Favor y El Jueves, y en semanarios como Interviú o 'Sábado Gráfico'. Pasó después a Diario 16 (1981-1989) y a El Mundo (1989-1995), diario que abandonó por desavenencias con su director, Pedro J. Ramírez.

Comenzó entonces sus colaboraciones diarias con El País, un chiste diario en la sección de Opinión mientras mantenía sus colaboraciones en 'Interviú', 'El Jueves' o 'Lecturas'.

Su última viñeta

La visión irónica de la actualidad de Forges tiene hoy su último episodio en la viñeta que publica en El País, diario en el que publicaba desde hace más de veinte años, y en la que uno de sus personajes más reconocibles, posado sobre una cuerda floja destensada, comenta: "Esto del año político flácido es irreparable. Recognes".

La última viñeta de Antonio Fraguas 'Forges' publicada en 'El País'
La última viñeta de Antonio Fraguas 'Forges' publicada en 'El País' | El País

El humorista gráfico supo sintetizar la actualidad en sus dibujos y las frases lapidarias de sus personajes entrañables, que eran capaces de la crítica más feroz de la sociedad española, con ironía, pero también con cariño.

El ruido de Madrid fue objeto de sus dardos en la viñeta del pasado lunes, en la que un superhéroe canijo, con su capa, su antifaz y sus calzoncillos por fuera contempla desde un tejado la ciudad con una bocina por sombrero. "Amanece... el mítico héroe madrileño "Bochinchéitor" se dispone, como señor del ruido, a enseñorearse un día más de la sufriente capital..."

El martes dos hombrecillos -¿Lamas, quizás?- miran desde lo alto de una montaña en la que hay un pequeño templo: "Me aburro", "¿Ponemos la tele?", "Bueno".

También el aburrimiento era el tema de la viñeta de este miércoles; un marido hace equilibrios con la cortina apoyada sobre su nariz desafiando la ley de la gravedad, mientras Puri está leyendo en el sofá. "Puri: Toma Newton". Con esas cuatro viñetas se ha despedido Forges, crítico como siempre, lúcido, tierno y, a lo que se ve, un poco aburrido.

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