Imagen de archivo del músico Bob Dylan en su juventud.

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'BOB DYLAN, LA EXPLOSIÓN DEL ROCK 61-66'

Una exposición parisina hace un recorrido por los inicios musicales de Bob Dylan

El despegue musical de Bob Dylan aterriza en París de la mano de una exposición inédita que ahonda en los años más intensos de la carrera de esta estrella internacional que revolucionó el rock y la música popular. Dentro de la extensa trayectoria de este prolífico cantante, la muestra se centra en la etapa que transcurre entre 1961 y 1966 por la importancia de ese periodo, en el que experimenta un punto de inflexión que lleva su estilo del folk al rock.

La exposición, titulada "Bob Dylan, la explosión del rock 61-66", se inaugurará este martes y permanecerá abierta hasta el 15 de julio en la Ciudad de la Música de la capital francesa. En un recorrido por seis salas, se pueden escuchar las canciones de esa época de este icono musical que ofrece conciertos de forma casi ininterrumpida desde la década de los ochenta, en lo que él mismo ha denominado la "gira sin fin" (Never Ending Tour).

El comisario de la exposición, Robert Santelli,ha explicado que las mayores atracciones de la colección son las guitarras del propio Dylan o las del también cantante estadounidense Buddy Holly, así como las fotografías que Daniel Kramer le tomó entre 1964 y 1965. Santelli, director del Grammy Museum de Los Ángeles, añadió que la carrera de Dylan, a quien calificó de "artista insuperable en Estados Unidos, sólo comparable a los Beatles en Europa", transcurrió a lo largo de tres etapas: la influencia del cantante de folk Woody Guthrie, la protesta política y el rock.

"La muestra, explicó, es un reflejo de estas tres fases, y enseña cómo la reinvención le ha permitido situarse ante los micrófonos durante más de medio siglo y seguir siendo tan bueno como el primer día".

Preso de una desmesurada vitalidad, a Dylan le bastaron cinco años (1961-1966) para publicar siete álbumes, ser precursor de la canción protesta para más tarde desligarse de la música folk y embarcarse en canciones menos comprometidas con sonidos eléctricos, además de aportar joyas como "Blowin in the Wind", "Like a Rolling Stone" o "The Times Are A-Changing".

La exposición parisina reúne por primera vez los elementos que reflejan estos cambios en la carrera del estadounidense, quien nació en 1941 en una familia de clase media en Minnesota. Desarrolló una prematura pasión por la música, e impulsado por su noviazgo con el folk, no dudó en abandonar la universidad en Minnesota y partir rumbo a Nueva York en 1961, donde empezó a ser conocido por la crítica.


Precisamente Kramer le escuchó por primera vez en televisión al cantar "The Lonesome Death of Hattie Carroll", y le impresionó la letra comprometida y su juventud. "Aunque no sabía quién era, tuve claro desde el primer momento que tenía que fotografiarle; inicialmente sus representantes no me lo permitieron, así que durante medio año le escribí y le llamé con insistencia, hasta que me abrieron la puerta", dijo Kramer. Fotógrafo y artista consolidaron pronto su relación, y compartieron conciertos, grabaciones y sesiones en estudio, "una etapa apasionante", de la que quedan como testigo las fotos que ahora se exponen.

 

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