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HASTA EL 2 DE SEPTIEMBRE

El colorista imaginario de Kirchner, por primera vez en España

El arte experimental e innovador del alemán Ernst Ludwig Kirchner, precursor del movimiento expresionista, se ha reunido por primera vez en España en una completa retrospectiva que abarca la totalidad del colorido imaginario de este artista integral.

La muestra, organizada por la Fundación Mapfre y expuesta en Madrid, refleja el dominio del color del artista alemán y su búsqueda de técnicas, estilos y formas de innovar a través del arte. Pintor, escultor, dibujante, arquitecto, fotógrafo... Todas esas facetas cultivó Kirchner a lo largo de su prolífica y atormentada vida (1880-1938), representadas ahora en esta antológica de Madrid a través de 153 óleos, obras sobre papel y esculturas.

Autodidacta, el artista alemán no necesitó viajar para formarse y conocer bien la obra tanto de los clásicos como de sus contemporáneos, apuntó hoy la comisaria de la muestra, Karin Schrick, directora del Kirchner Museo de Davos (Suiza), del que proceden la mitad de las obras expuestas en la Fundación Mapfre.

La exposición permite explorar todas las etapas y medios del artista, uno de los máximos representantes del expresionismo alemán, desde sus inicios en Dresde (Alemania) en 1905, año en el que funda el grupo "Brücke", hasta su retiro en los Alpes suizos (1925-1938), en una época en la que adopta un lenguaje abstracto dominado por el color.

De la primera época (1905-1911) quedan sus retratos y figuras, inspirados en el primitivismo y el sentimiento interior, con influencias de maestros como Vag Gogh y Matisse, aunque siempre, según Karin Schrick, con un estilo propio, basado en largas y fluidas pinceladas de colores vibrantes. Durante su estancia en Berlín (1911-1915) cultiva un lenguaje expresionista de formas angulosas, colores estridentes y contrapicados de figuras, cuya fuente de inspiración encuentra en las calles. De esta etapa sobresale su dominio de las técnicas, con el empleo del grabado y el dibujo.

Junto al Báltico, Kirchner realiza numerosos desnudos al aire libre, un tema recurrente de su producción que muestra su ideal de unión entre hombre y naturaleza, aunque sus obras de estos años aparecen impregnadas por una marcada deformación y ansiedad que revela una inquietud personal y psíquica que le llevará a una fuerte crisis nerviosa.

El exceso de trabajo, su vida desorganizada y el excesivo consumo de drogas minaron la salud del artista, a pesar de su éxito social y artístico, que permaneció ingresado largos periodos en distintos sanatorios de Alemania y Suiza. Pero el artista transforma la enfermedad en creatividad, y es en esta etapa cuando produce algunas de sus obras más sorprendentes, con angustiosos autorretratos y recurrentes pinturas de médicos, enfermeros y pacientes.

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