La butaca les queda algo grande a unos curiosos espectadores. Para muchos es, seguro, su primera visita al teatro. Y todos, cuando baja la luz, dudan. La música les relaja y el festival de estímulos les embriaga. Una aventura sensorial en un patio de butacas que incluso huele a dulce de leche.
Estimulan sus recién descubiertos sentidos y hasta su inteligencia. Y alguno, en cuarenta minutos, ni pestañea. Es el llamado 'Teatro para bebés', una oportunidad única para que los pequeños tomen contacto con la actuación en directo.