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CLÁSICOS O INNOVADORES

Buñuelos, huesitos y panellets para endulzar a Todos los Santos

Esta festividad se vive también en la mesa. Los buñuelos o los huesos de santo son los reyes de la repostería en este día.

Harina, mantequilla, un toque de sal y huevos, muchos huevos. Este es el secreto de una masa que al contacto con el aceite caliente obra el milagro repostero de estos días.

Así eran en un principio. Pero el viento dejó paso a los más variados rellenos. "Crema ligera de canela con tatín de manzanas, de compota de naranjas amargas, de preliné crujiente de avellanas, de mascarpone con perlas de melocotón de viña. Hay que sorprender al público para que no se aburra", dice José Fernández, maestro repostero.

Pequeñas sorpresas que los expertos aconsejan degustar de un bocado. La fina masa de almendra, el mazapán más glamuroso y los huesitos de santo siguen siendo muy reclamados, sobre todo el Castilla y León. "Lleva mucho trabajo, se pueden hacer previamente, y también pesan lo suyo", dice Maro Valles, maestro repostero.

Una tradición del siglo XVII que en Cataluña, Valencia y Baleares se convierte en panallets: esféricos placeres de azúcar y almendra cubiertos de piñones. No hay fiesta sin pasión, ni santo sin dulzor. Estimulantes momentos para confitar el rigor del otoño.

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