Ejemplar de macaco, Macaca sylvanus

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MATERIA | SE DESCUBREN UNAS 16.000 ESPECIES NUEVAS AL AÑO

La humanidad ha descubierto menos especies de las que quedan por descubrir

En todo el mundo habitarían unas cinco millones de especies distintas de las que solo se han descrito 1,5 millones. Podría darse nombre a todos estos seres desconocidos antes de final de siglo si hubiese una mejor coordinación y más inversión. Los expertos calculan que se podría lograr el objetivo de dar nombre a todos estos seres vivos en un futuro no tan lejano.

Casi al comienzo de la Biblia, en el segundo capítulo del Génesis, se cuenta que lo primero que hizo el hombre después ser creado fue ponerle nombre a todas las especies del planeta por encargo de Dios: "Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre".

De ser cierto, esta misión habría sido el primer castigo divino y no la expulsión del Edén, ya que la Tierra está habitada por alrededor de cinco millones de especies distintas, según publica la revista Science. Una tarea titánica que ninguna persona podría completar en una sola vida, pero que sí sería posible terminar en cinco décadas, según exponen los expertos que firman el artículo de Science. Solo falta echar cuentas, organizarse y mejorar la financiación.

Biodiversidad marina

Según sus cuentas, en la Tierra coexisten cinco millones de especies, más o menos. El problema radica en que ese "más o menos" abarca una horquilla demasiado grande: el margen de error es de tres millones.

Por tanto, el cálculo más fiable al que se arriesgan los expertos es que el planeta cuenta con entre dos y ocho millones de especies.

No obstante, podemos estar satisfechos, ya que hace unos años se hablaba de entre 30 o 100 millones de especies, cuando se extrapolaron estimaciones realizadas a partir de determinadas selvas y el océano profundo.

"La razón por la que damos este número se debe a que los últimos tres métodos desarrollados convergen todos más o menos en estas cifras", explica el entomólogo Nigel Stork, especialista en biodiversidad y firmante del artículo de Science.

Para reducir más aún más su margen de error será necesario refinar los modelos de los que parten. "¿Para cuándo un cálculo más exacto? El tiempo lo dirá, pero espero que se reduzca gracias a que cada año habrá un inventario más completo de las especies descritas, a que se eliminen los atrasos de especies aún por describir en algunas colecciones y por un mayor trabajo de campo", responde el biólogo marino Mark Costello, otro de los autores del trabajo.

En el estudio se expone que ya han sido inventariadas 1,5 millones de especies y que en la actualidad se avanza a un buen ritmo: alrededor de 16.000-17.000 nuevas descritas cada año.

Mejorando este ritmo de descubrimientos, los expertos calculan que se podría lograr el objetivo de dar nombre a todos y cada uno de los seres vivos de la Tierra en un futuro no tan lejano. En 2040, si no fueran más de dos millones de especies; o en 2100, si fueran 3,5 millones; en 2220, si resultaran ser cinco.

Además, esos plazos podrían acortarse gracias a la extinción de especies: si desaparecen, no hace falta encontrarlas. Cada década, desaparece un 5% de ellas, según muchos cálculos.

Algo menos, en torno al 1%, según el estudio de Science, que asegura que "hay evidencias de que las extinciones contemporáneas no han sido tan altas como algunos habían predicho" por varias razones, como esfuerzos de conservación eficaces y animales y plantas que logran sobrevivir en ecosistemas protegidos o controlados por humanos a pesar de las amenazas.

A esos ritmos de extinción constantes (o agravados por el cambio climático), podría llegarse a la paradoja de que las especies por descubrir se esfumaran antes de llegar a tener nombre siquiera.

Esturión en acuario alemán

Catálogos abiertos y en la red
Uno de los obstáculos para alcanzar la meta es la tardanza en describir las especies nuevas, cuestión de años, a veces décadas: en la actualidad habría medio millón de especies esperando en distintas colecciones de todo el mundo a que alguien las bautice.

El trabajo se convierte en una tarea complejísima por la falta de sistemas coordinados, estandarizados, abiertos y online: por ello, en demasiadas ocasiones se vuelve a describir una especie ya registrada. Hace poco hubo que borrar 210.000 especies marinas repetidas.

En Science calculan que el número de sinónimos (una misma especie con dos o más nombres científicos) se eleva hasta el 93% entre los cetáceos, al 80% entre las algas y el 32% entre los insectos.

"La mejor forma de evitar la sinonimia requiere hacer más accesible el registro actual de las especies existentes, sobre todo en la web, y mejorando la forma en la que algunos taxónomos describen las especies", explica Stork en referencia a los especialistas dedicados al registro de nuevas formas de vida desconocidas.

Las descripciones en grupo, según Stork, son más útiles que una serie de artículos cortos que describen nuevas especies individualmente. Calcula que en la actualidad hay unos 50.000 taxónomos activos en todo el mundo, muchos de ellos amateur: en torno al 50% de los nuevos bautizos los realizan aficionados (hasta el 60% en Europa).

Stork y Costello se atreven a reclamar mayor inversión global en llevar a cabo esta tarea: entre 375 y 750 millones de euros al año bastarían para dar a conocer a todos los seres vivos en 50 años. ¿Por qué invertir ese dinero en descubrir especies que viven aunque no tengan un latinajo que las bautice?

"Creemos que tenemos una obligación moral y ética de reconocer las otras especies que comparten este planeta con nosotros", asegura Stork. Para su colega Costello, nombrarlas es un primer paso para el conocimiento profundo y la exploración de los ecosistemas.

"¿Por qué estamos enviando miles de millones en busca de vida en otros planetas?", se pregunta el experto, en alusión al robot Curiosity que husmea por la superficie marciana. "Por la misma razón, nuestra comprensión de la naturaleza sólo puede progresar mediante el descubrimiento de lo que está ahí fuera. No es imposible proteger la biodiversidad sin describir a todas las especies, pero ¿cómo vamos a saber si estamos teniendo éxito si no sabemos lo que hay ahí?”, pregunta Costello.

Argumentos científicos que deben sonar innecesarios para quienes creen en la Biblia a pies juntillas: porque Dios le encargó esta tarea a Adán, el primer hombre, el primer taxónomo.

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