Un escáner facial para pillar a los mentirosos

El polígrafo tiene un alto índice de fiabilidad. Se calcula que hasta de un 98%. Pero esta máquina de la verdad ha evolucionado muy lentamente desde que fue inventada en 1921. Los cables alrededor de la persona interrogada registran sus cambios fisiológicos: latidos, respiración o conductividad eléctrica. Pero esta técnica, que parece casi rudimentaria, ha evolucionado.

Científicos de una Universidad del Reino Unido han sustituido los cables por estas cámaras de vídeo. El interrogado se coloca a tres metros del objetivo, sin nada alrededor de su cuerpo. La cámara graba y un sensor térmico registra los cambios de temperatura de los músculos del rostro. Un programa informático hace todo lo demás. Interpreta si nuestro interlocutor no dice la verdad.

Hasta el momento, este nuevo delator sólo ha sido probado con voluntarios. Sus creadores esperan que en unos meses pueda ser el mejor chivato de los servicios de seguridad de los aeropuertos.