Por primera vez, se han detectado neutrinos de origen extraterrestre. Lo han hecho los científicos del Observatorio de Neutrinos de la Antártida, un lugar donde trabajan más de 10 países capturándolos y estudiándolos.
Son invisibles, en apariencia insignificantes, pero necesarios para explicar el universo. Así son los neutrinos, que viajan miles de millones de kilómetros y guardan en su interior información de su 'desplazamiento' a través de las estrellas.
Así, aportan datos que ayudan a entender la formación de planetas y galaxias. Observarlos es fácil, pero capturarlos para su estudio es lo complicado.
La mayoría de los neutrinos que llegan a tierra proceden del Sol y la atmósfera y su detección es cómo buscar una aguja en un pajar.
"Se ha tenido que perforar el hielo a más de 2.000 metros de profundidad y construir un telescopio compuesto por 5.000 sensores ópticos que han logrado registrar 28 de estas partículas extraterrestres", comenta Francis Hanzel, el director del centro de investigación 'Ice Cube'.
Cada una de estas partículas procede de diferentes rincones del universo y transportan datos sobre lo que ocurrió hace miles de años atrás.