Hielo marino en el ártico

Publicidad

CON 14,54 MILLONES DE KILÓMETROS CUADRADOS

La capa helada del Ártico en invierno alcanza un mínimo histórico

El 25 de febrero la superficie helada del océano Ártico alcanzó un mínimo histórico con una superficie de 14,54 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone una reducción en 1,1 millones de kilómetros cuadrados con respecto a la media contabilizada entre 1981 y 2010.

La superficie helada del océano Ártico en invierno registró el pasado 25 de febrero un mínimo histórico, según un estudio del Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo (NSIDC) de EEUU divulgado por medios estadounidenses. La capa de hielo alcanzó los 14,54 millones de kilómetros cuadrados, la máxima extensión registrada en 2015 pero la menor de la que se tiene constancia en la estación invernal, precisó el NSIDC, que forma parte de la Universidad de Colorado y cuenta con respaldo de la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA). 

El manto helado se redujo en 1,1 millones de kilómetros cuadrados en comparación con la media contabilizada entre 1981 y 2010, que se cifró en 15,64 millones de kilómetros cuadrados. La superficie helada alcanzó su máxima extensión quince días antes que la media registrada durante el periodo 1981-2010, en el que esa situación se daba en torno al 12 de marzo, si bien el deshielo debe comenzar a medida que se acerca la primavera.

Los científicos creen que la menguante capa de hielo puede deberse, entre otros factores, a un mes de febrero inusualmente cálido en algunas zonas de Rusia y Alaska. Con todo, "todavía es posible una subida del crecimiento del hielo a final de temporada", advirtieron los expertos del NSIDC, que publicarán a comienzos de abril una actualización de las condiciones en el océano Glacial Ártico. Otras investigaciones han mostrado que la pérdida de la cubierta de hielo por el calentamiento global, a su vez, acelera el aumento de la temperatura de los mares y la atmósfera. 

De esa manera, el hielo aumenta la reflectividad de la superficie a los rayos del Sol y, si se derrite, el agua oceánica absorbe más energía solar y se calienta más rápido.

Publicidad