Desastres que surgen por poner en los cauces de los ríos actividades de extracción de metales. En España ya hemos tenido experiencia en vertidos tóxicos aunque menos peligrosos.
Cuenca del río Guadiamar, Aznalcóllar (Sevilla) 1.998: la rotura de esta presa vierte 1,3 millones de metros cúbicos de agua ácida y 5,5 de lodos, mucho más que en Hungría, aunque estos eran de cinc y arsénico, no había un ph tan corrosivo.
El objetivo fue que no llegase al Parque de Doñana, una zona de especies protegidas. Dejó sin actividad minera a toda la comarca y acabó con 200 fincas agrarias. Aún así, el desastre ecológico todavía hoy se desconoce.
Todo se produjo por la rotura de una presa cuyas paredes estaban construidas bajo un suelo demasiado débil. Entonces La constructora culpó a la multinacional Boliden que hoy ha cerrado y todavía no ha pagado ni un euro.
El contencioso sigue abierto, se construyeron tres diques para desviar el cauce y junto a su reforestación y limpieza todo ha costado 300 millones de euros, se tardó 10 años. En Hungría todavía se desconoce cuando se tardara. El Danubio ya se vio afectado un vertido de metales pesados y cianuro cuyas consecuencias nunca fueron evaluadas.