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Cosas de casas

Pablo Iglesias e Irene Montero se compran un chalet en el campo con una hipoteca de 600.000 euros y reciben un montón de críticas.

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Al contrario de lo que mucha gente piensa, Diógenes no fue conocido por acumular cosas, sino por vivir sin nada, consideraba la pobreza extrema una virtud. Bhagwan, esa mezcla entre Gandalf y Gandhi que que lideró la secta rajnishe, pregonaba que la bondad y la pureza de espíritu no estaban reñidas con el lujo y el placer material.

La noticia de la compra de un chalet de 600,000€ por parte de Pablo Iglesias e Irene Montero ha reabierto un viejo y vacuo debate: ¿Puede una persona que predica la igualdad y la distribución de la riqueza disfrutar de un alto nivel de vida? Por supuesto que sí, mi padre fue un ejemplo de ello. Era comunista, tenía seis palacios, 319 cuartos de baños alicatados en oro, y desayunaba langosta y Moet Chandon. ¿Cómo podía un proletario permitirse eso? Porque no se gastaba un duro, se lo pagaba el Estado.

Fue la gran lección que aprendí de Padre: “Hijo, gastar dinero es imperialista y ordinario. Si necesitas algo, exprópialo“. Así fue como la dinastía Kim logró combinar el lujo con el ascetismo: tener todo pero sin comprar nada. Pero este materialismo-franciscano aún no se ha hecho viable fuera de nuestro paraíso terrenal. Fuera de nuestras fronteras, los comunistas tienen que comprar para sobrevivir y también para disfrutar. Y no hay nada contradictorio en defender una distribución más justa de la riqueza, unas políticas orientadas a ello, y a la vez disfrutar del dinero que tengas como te dé la gana. Lo contradictorio aquí es que Pablo Iglesias escribió un tuit hace años (en referencia a Luis de Guindos) en el que decía: “No votéis a un hombre que se ha gastado 600.000€ en un ático de lujo“. Declaración con la que yo sólo me identifico en parte, la habría dejado en la mitad: “No votéis“.

Pablo e Irene pueden pillarse un casoplón en la sierra, llamar con campanilla al servicio doméstico, comprarse pijamas de Pedro del Hierro, llamar a sus gemelos ‘Borja’ y ‘Cayetano’ y seguir siendo de izquierdas. Pero que no llamen a eso lumpenproletariado.

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