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Los animales en la Biblia (lea esto por San Antón)

Los animales en la Biblia (lea esto por San Antón)

-Tentaciones de San Antonio Abad, Jan Brueghel

Tentaciones de San Antonio Abad, Jan BrueghelWikipedia

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Hoy es la fiesta de San Antón, esa en la que lleváis a vuestras mascotas a la iglesia dedicada a ese santo en Madrid para que os los bendiga. Cualquiera que lea mi libro verá que mi relación con los animales es como con los humanos, algo compleja.

En el Génesis, al hablar de la creación, digo que deben estar al servicio del hombre. Establezco que el ser humano “señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra”.

Cuando os portásteis mal y lancé el diluvio no sólo me cargué a toda la humanidad menos a una familia, sino a un montón de animales que no habían hecho nada. Salvé solo una pareja de cada uno, ¡el resto al hoyo! De los dinosaurios no quedó ni un ejemplar, porque en el arca no cabían, jaja.

Durante toda la Biblia no hago otra cosa que exigiros sacrificios de animales. Además determiné que unos fueran puros y otros impuros, porque sí. Al propio demonio le di la forma de una animal, la serpiente.

Cuando las plagas de Egipto muchos murieron también, y en el Apocalipsis ya ni te cuento. Durante todo el Antiguo Testamento ordeno a mi Pueblo Elegido una y otra vez que entre a cuchillo en las ciudades vecinas y extermine no solo a todos los hombres, mujeres y niños, sino también a sus animales. A pesar de este oscuro pasado tengo fama de bueno, ¿soy divino o no?

A veces me ponía creativo, como en el episodio de la burra de Balaań, ¡una burra que aparece en la Biblia y se pone a hablar! Este sí es un texto animalista, pues en él la pobre burra le pide a su amo que no la pegue, y le recuerda que siempre le ha servido obedientemente. La Biblia tiene algunos bichos raros. En el libro de Job salen unicornios, ¡con eso os digo todo! También aparece algún dragón que otro, como en el libro de Daniel.

En el Nuevo Testamento la situación de los animales no mejora mucho. En una ocasión, vino a verme un hombre que estaba poseído por una legión entera de demonios. Me pidió que le liberase, y los demonios me suplicaron que no lo hiciese. Se iban a quedar en el paro. Como soy un amor, los saqué de ese hombre pero los introduje en una piara de dos mil cerdos que hozaban por allí, los cuales se precipitaron por un barranco y murieron. La gente de la zona estuvo sin comer jamón durante una buena temporada.

Así que ya sabéis, si queréis, seguid llevando a vuestras mascotas para que os las bendiga San Antón, pero tened cuidado, ¡que ya sabéis cómo las gasto!

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