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@CARLOSLANGA

"20 de abril", una aproximación apresurada

Un día como hoy se merece el análisis en profundidad de una de las canciones más míticas de la música española, “20 de abril”, del grupo Celtas Cortos. Analizaremos cada verso para desentrañar lo que ocultan y conocer el mensaje que el autor nos quiere transmitir.

-Celtas Cortos

Celtas CortosWikipedia

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20 de abril del 90

El autor escribe una epístola y por tanto el primero de los versos se ajusta a los imperativos formales que la misma obliga. Empieza señalando la fecha. Se nos escapa si “20 de abril del 90” esconde algún significado, pero no sería extraño que se debiese a que tal día como ese de 1194 el rey de León, Alfonso IX, y el de Castilla, Alfonso VIII, firman el Tratado de Tordehumos.

Hola chata, ¿cómo estás?

¿Te sorprende que te escriba?

Tanto tiempo es normal

La carta se dirige a una mujer. Lo hace con un apelativo (chata) gastado por el tiempo y que en algunos sectores feministas y/o aliados tacharían hoy de “machirulo”. Le pregunta por su situación (¿Cómo estas?), un mero formalismo, que precede a otra pregunta que ahora sí va al meollo. Es un “¡BOOM! Aquí me tienes ¿Cómo te quedas?”. Otras escuelas más cercanas a la exégesis ven en este verso (¿Te sorprende que te escriba?) una historia de superación. En el momento en que la vida los cruzó el autor era analfabeto y apenas sabía garabatear su firma. Y ahora asombra a la chica con una carta de su puño y letra. Desde esta perspectiva resultaría lógico que ella se sorprendiera.

En todo caso, desde nuestro punto de vista, el siguiente verso (Tanto tiempo es normal) desmiente la anterior teoría. Puesto que redunda en la pregunta y nos ofrece alguna pista contestando a la misma. Apela al tiempo que los separó y se pone en el pensamiento de la chica. Entiende que se sorprenda.

Pues es que estaba aquí¬ solo

Me había puesto a recordar

Me entró la melancolí¬a

Y te tenía que hablar

Entramos ahora en las motivaciones del autor. En aquello que le ha llevado a ponerse en marcha, a entrar en acción. Y no es otra cosa que la soledad y la melancolía. En palabras de un cínico: el aburrimiento. No lo decimos nosotros, lo afirmaría un cínico. El aburrimiento, causa de la mayoría de tonterías que hacemos en esta vida. *

Para entender el aburrimiento que le lleva a escribir una misiva, hay que situarse en la época en que se escribieron estas líneas, principios de los 90. Un tiempo en el que, más allá de la heroína, escaseaban las distracciones para la juventud.

¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?

Las risas que nos hacíamos antes todos juntos

Ahora el autor quiere anclar un recuerdo concreto en las evocaciones de la destinataria que él mismo ha propiciado. Quiere evitar que vagabundee en la memoria y tropiece con algo inconveniente. Desea tocarle la fibra. Ir a lo esencial. Para ello le formula una pregunta. (¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?) Sin duda la línea que contiene el concepto más controvertido de este poema (La Cabaña del Turmo). Existe mucha bibliografía al respecto, y remitimos a ella a quien quiera profundizar, puesto que no es lo que nos ocupa en este análisis. **

A la pregunta, que el autor da por contestada afirmativamente, le sigue un verso que enmarca la situación. Todo es dicha y felicidad. (Las risas que nos hacíamos antes todos juntos) Se nos antoja osado dar por hecho que la muchacha recordase aquella única noche entre todas las que pasó en la Cabaña del Turmo. Tal vez exigiría un esfuerzo mayor al escritor. Tendría que aportar más señas de dicha noche. Alguna persona que también hubiera estado y que pudiese refrescar la memoria de la chica, tipo “sí, mujer, que vino Javier, tu primo”. O algún hecho concreto que la diferenciase del resto de veladas en el Turmo, algo como un hongo nuclear estrellándose a dos manzanas de allí.

En todo caso, sabemos que hubo una noche “especial” de la que no hay más datos, aunque la tónica general en el Turmo era la algarabía y el desenfado. Y no entre ellos dos únicamente, sino de forma colectiva (Todo juntos).

Hoy no queda casi nadie de los de antes

Y los que hay, han cambiado

Han cambiado, sí

Estos versos refuerzan la idea anterior y hacen balance de la situación actual de dicha cuadrilla de jóvenes. El autor vuelve de su evocación y se sitúa en el presente. El tiempo se ha encargado de destruir aquellos maravillosos años. Tal vez los mejores de su vida. Ya nada es igual. (Hoy no queda casi nadie de los de antes). Pero lo peor es que los que quedan ya no son lo que eran. Lo refuerza repitiendo la misma fórmula (han cambiado, han cambiado) y lo remata con un adverbio de afirmación. ()

Pero bueno, ¿tú qué tal? Di

Lo mismo hasta tienes críos

¿Qué tal te va con el tí¬o ese?

Espero sea divertido

Aquí da un giro al mensaje. Los versos anteriores han sido preámbulo, poner en situación. De nuevo le vuelve a repetir una pregunta retórica (¿tú qué tal? Di) Pero es evidente que no espera que diga. Al contrario, es el autor el que comienza a fabular con la suerte de la mujer (Lo mismo hasta tienes críos). No le duelen prendas en atribuirle roles estereotipados sobre la mujer. De entre todo lo que podría destacar subraya su papel como madre, y de varios vástagos. No dice “lo mismo hasta te doctoraste y trabajas en el Instituto Anatómico Forense”. Y continúa dibujando el presente de la destinataria ligado a personas que no son ella misma. (¿Qué tal te va con el tí¬o ese?) Se interesa por la supuesta pareja sin mucho entusiasmo (el tío ese) para regalarle un deseo envenenado (Espero sea divertido). Aquí directamente enlaza con los buenos tiempos de risas en el Turmo. Es un recordatorio. Durante aquellos días te hacíamos reír. ¿Te ríes ahora? ¿O tal vez los pañales de tus bebes y ese comercial de Tecnocasa con el que duermes embrutecen tus noches?

Yo la verdad, como siempre

Sigo currando en lo mismo

La música no me cansa

Pero me encuentro vacío.

Aquí el autor se vuelve a centrar en sí mismo como contrapunto a la vida de la chica. Él sigue haciendo lo mismo de siempre. Se dedica a la música. Aunque esta actividad no logra sacarle de su vacío existencial. Es el único, al parecer, que continúa aferrado a lo que un día fue su sueño. Da lo mismo que lo haya realizado y se pueda ganar la vida con ello. Paradójicamente, seguir su brújula moral se ha convertido en una rutina que le hastía. Se nos plantea una cuestión fundamental. La insistencia en una vida soñada lleva a la parálisis. El cambio de los demás se plantea como una traición no sólo a uno mismo, sino al grupo.

Bueno pues ya me despido

Si te mola me contestas

Con estas palabras da comienzo la tercera y última parte de las que consta esta poesía epistolar. La despedida. Sugiere que la chica le conteste si ha tenido a bien la carta (Bueno pues ya me despido / Si te mola me contestas). Pero lo hace antes de soltar un par de dardos.

Espero que mis palabras

Desordenen tu conciencia

Aquí viene el primero. En estos versos explícita lo que hay oculto en el poema. Su único propósito es descolocar a la chica. El despechado siempre intenta conmover, primero apuntando al corazón, después al reproche.

Pues nada chica, lo dicho

Hasta pronto si nos vemos

Yo sigo con mis canciones

Y tú sigue con tus sueños

Para finalizar acaba con el propósito de verse algún día (Pues nada chica, lo dicho /Hasta pronto si nos vemos). Y remata con el núcleo de lo que nos ocupa. Lo hace desde la ironía. Cuando dice “Yo sigo con mis canciones” está diciendo que él sigue con su sueño; y cuando le insta a ella a que siga con sus sueños (Y tú sigue con tus sueños), le está diciendo que sus sueños han sido precisamente traicionar a estos mismos.

Un lamento de la aparente madurez, del cambio, de desertar de todo aquello que algún día soñamos. Un grito melancólico de los tiempos que ya no volverán y de los que no se puede salir indemne. Si cambias, te traicionas. Si continúas, te pudres.

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*Sobre el aburrimiento y sus impredecibles consecuencias véase el ensayo del profesor José Luís Garrigues del Álamo titulado “Me pinché un huevo con una aguja de ganchillo porque no tenía nada mejor que hacer”, de la editorial Sueños Desafortunados.

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