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Y otra exhibición de Alonso. Otra muestra de superación, de que puede más la motivación por ganar el tercer Mundial que los nervios por la mala suerte de la última carrera. Como pasó en China. Pero esta vez no pasó en Shanghai, sino que pasó en Barcelona. Pasó en casa, ante su público. Un público que le vio como en 2006, que vio a Fernando en lo más alto del podio del GP de España junto a Kimi Raikkonen y de Felipe Massa.

Porque, a pesar de la pequeña decepción de una clasificación de la que se esperaba más, Alonso no entiende de estadísticas. No entiende eso que dice que saliendo de tal lugar no se ha ganado nunca tal carrera. Porque poderse, se puede. Lo ha demostrado en varias ocasiones, y lo ha demostrado de nuevo en España. En su casa. En su casa ha sido donde de nuevo ha hecho cierto el dicho de que los puntos se reparten los domingos.

Los domingos. Desde que se apaga el semáforo hasta que se cruza la bandera a cuadros. Desde el comienzo hasta el final. Porque todas las vueltas cuentan, desde la primera a la última. Una primera vuelta en la que Fernando pasó del quinto al tercer puesto, en la que pasó a Raikkonen y a Hamilton en un adelantamiento que a buen seguro estará en el ranking de los mejores de 2013. Y ahí estuvo.

Vital estrategia de Ferrari
Estuvo hasta que Ferrari entró en escena. Hasta que se vio que las carreras no sólo se ganan en pista, sino también fuera de ella. Que la estrategia es vital. Que entrar una vuelta, una simple vuelta antes que tus rivales, es clave. Y eso hizo. Alonso entró antes que Rosberg y que Vettel y adelantó a ambos en cuanto salió con gomas nuevas... Sebastian no lo entendió y alargó en exceso su segunda parada y eso le alejó de la victoria y del podio.

Porque los neumáticos  también juegan. Y juegan un papel de actor principal en la película de la F1 2013. Una vuelta más o una vuelta menos son dos o tres segundos por giro. Si eso no fuera así, Mercedes sería líder del Mundial con sus dos pilotos. Pero eso es así. Y las carreras no duran una vuelta, duran más. Y pasó lo que pasó. Pasó que Rosberg empezaba primero y acabó octavo. Y Hamilton terminó el 12 empezando segundo.

Kimi y la importancia del neumático
Y que Raikkonen, que vio apagarse el semáforo desde la cuarta plaza, sí subió al podio y fue de hecho el principal rival de Alonso por la victoria. Porque el Lotus  fue a tres paradas por las cuatro de los demás. Tres paradas que fueron suficientes para el E21 del finlandés y que le valen para seguir sumando puntos y subirse, otra vez, a un cajón. Cajón, el de Montmeló, que también vio a a Massa tras una inmensa carrera del brasileño.

Felipe fue, y es, el ejemplo de que el F138 es un coche hecho para ganar el Mundial. Felipe fue el encargado de corroborar y de confirmar el doblete de Ferrari. Doblete en carrera, que es lo que cuenta. Que es donde se reparten los puntos, puntos que ha recortado Alonso con Vettel en su objetivo de levantar su tercer campeonato para que sean 17 puntos, y no 30, los que hay entre ambos antes de la mítica carrera del GP de Mónaco.

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El recado de Honda a Fernando Alonso

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Verstappen reina en el caos de Hockeheim; gran carrera de Sainz, que termina quinto

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