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NO SE VIVE EN PAZ A PESAR DEL CESE DE LA VIOLENCIA DE ETA

Un guardia civil de Alsasua: "La familia no puede decir en qué trabajas"

La brutal agresión a los agentes de la Guardia Civil en Alsasua ha devuelto a primer plano un problema que no ha desaparecido allí, el del radicalismo y la intolerancia.

Para buena parte de los vecinos y, sobre todo, para los guardias civiles que trabajan en Alsasua, en Navarra, siguen sin vivir en paz cinco años después de que ETA anunciara el fin de la violencia.

La desaparición de los carteles es el objetivo de la izquierda abertzale, y el de Alsasua es el símbolo contra el que carga el independentismo más radical.

Un guardia civil que trabaja en esta zona relata la dificultad de la convivencia: "A pesar de que ya no hay atentados seguimos manteniendo esas medidas de autoprotección". Por eso. explica que "tanto la mujer como sus hijos" no pueden decir en qué trabaja el marido si no quieren que les discriminen o les hagan sentir mal. Sin embargo, insiste en que hay gente en Navarra que les "quiere".

"A pesar de que ya no hay atentados seguimos manteniendo esas medidas de autoprotección"

Desde hace cinco años, cuando ETA anunció el cese de la violencia, se instaló una aparente normalidad, pero siguen la quema de banderas y las pintadas, y todos saben que hay zonas en las que manda el radicalismo. Por ello, algunos quieren dejar claro que para ellos una cosa es vivir en paz y otra vivir sin atentados.

El alcalde de la localidad, Javier Ollo, explica la agresión a los dos hombres y a sus parejas: "Tienen el derecho a ir a donde consideren oportuno y un ejemplo de ello es que había un teniente de la Guardia Civil y un sargento con sus respectivas parejas en un bar en un punto donde en un principio podíamos pensar que podía acudir de normalidad".

La hostilidad contra la Guardia Civil se representa todos los años en una jornada de parodias, en ocasiones ofensivas, contra las fuerzas policiales y la corona.

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